Buscando información sobre los ministros de educación de la Segunda República para la foto de un post anterior hemos encontrado este documentado artículo de Carmen Moran publicado en El País el 17.04.2006. Una interesante lectura que expone los diferentes periodos y prioridades de los tres momentos de la república.
En el artículo hace mención a la pastoral colectiva en la que la jerarquía católica se opone a la recién aprobada Constitución. Así que encontramos la pastoral y nos sorprendimos, no de encontrarla, sino de su contenido. La estructura del discurso es una primera valoración general, un segundo apartado dedicado a II. La enseñanza, el matrimonio y las Ordenes religiosas. un tercer apartado muy clarito III. Protesta y reprobación de la Constitución promulgada y por último unas normas de actuación a los católicos IV. Espíritu y carácter de la actuación de los católicos
Así comenzaba la pastoral colectiva que el 1 de enero de 1932 daba a conocer la iglesia jerárquica española "Quienes conozcan la santa dignidad de la Iglesia católica no habrán extrañado la actitud contenida y paciente con que han obrado la Sede Apostólica y el Episcopado, durante la primera etapa constituyente de la República española."
Resulta interesante ver los criterios sobre Reivindicaciones escolares y contra la enseñanza laica y contrastarlo con lo que desde hace años está pasando en Madrid y desde hace meses en España. ¿El día de la marmota? Opina por ti misma leyendo en el desplegable.
Reivindicaciones escolares.- 5. No obraría como buen católico quien, en los actuales momentos, no colaborase en las reivindicaciones escolares, que constituyen un punto capital del programa restaurador de la legalidad española, para la defensa del derecho natural de los padres a escoger y dirigir la educación de los hijos, del derecho de los mismos hijos a que la formación religiosa y moral ocupe en su educación el primer lugar, del consiguiente derecho de la Iglesia a educar religiosamente, sin trabas, a sus fieles, aun en la escuela pública; de la justa libertad de enseñanza, sin la cual aquellos derechos no podrían ser efectivos, y de la repartición escolar proporcional que la justicia distributiva exige para que la escuela pública y privada rivalicen noblemente en la elevación progresiva de la cultura popular.
Nunca los católicos se ocuparán lo bastante, aun a costa de los más grandes sacrificios, en sostener y defender sus escuelas, así como en obtener leyes justas en materia de enseñanza; sus éxitos en este orden serán su mayor gloria y la mayor eficacia de sus actuaciones, como lo han sido de los católicos belgas, que pueden servir de modelo en esta obra renovadora y constructiva.
Contra la enseñanza laica.- 6. No menor esfuerzo han de poner en combatir la enseñanza laica, trabajar por la modificación de las leyes que la imponen y bajo ningún concepto contribuir voluntariamente a las instituciones que en ella se inspiren o la promuevan. Así como procurando tener escuela católica para sus hijos, aun creándola propia si es preciso y hay de ello posibilidades, los católicos no realizan de ninguna manera obra de partido, sino obra religiosa indispensable a la paz de su conciencia, ni se proponen separar a sus hijos del cuerpo y del espíritu de su nación, sino al contrario, darles la educación más perfecta y más capaz de contribuir a la prosperidad del país, así también, oponiéndose a los avances de la escuela laica, obra del Estado, impedirán la perturbación de la conciencia de muchos que, sin desear aquélla, habrán de llevar a sus hijos a la escuela pública descristianizadora, y contribuirán a evitar la segura desmoralización del pueblo si progresare la escuela atea, en que, según la experiencia contemporánea ha demostrado, se convierte siempre la escuela laica y neutra, a despecho de lo que pregonan sus defensores. Y no hay que olvidar a este propósito las instrucciones de la Sede Apostólica acerca de las cautelas que han de poner en práctica los padres cuyos hijos se vean en la precisión de frecuentar la escuela laica, informándose de los textos que en ella se usen y de las doctrinas que en ella se enseñen, para exigir por todas las vías posibles que por lo menos nada se les enseñe opuesto a la religión y a la sana moral, substrayéndolos diligentemente a la influencia de otros alumnos que pudieran pervertirlos, procurándoles fuera de la escuela una instrucción cristiana tanto más sólida cuanto su fe corra en aquélla mayor peligro.
El episcopado español define en una Pastoral su disgusto ante varios preceptos constitucionales. El Debate, 1 de enero de 1932
1 comentario:
He leido el articulo y lo considero muy interesante y sobretodo actual ya que trata de la crisis en el sector educativo por la cual estamos pasando y que no hay que descuidarla,muchas veces el gobierno emplea tacticas para que la masa dirija su atenciòn hacia otras cosas y no debe ser asi.
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